Los Juegos Píticos eran uno de los cuatro Juegos Panhelénicos, junto con los de Olimpia, los Juegos Nemeos y los Ístmicos.
Al igual que los demás, su motivo también era de carácter fúnebre, puesto que conmemoraban la muerte de Pitón, la monstruosa dragona que habitaba en Delfos antes de la llegada del dios Apolo, quien pasaría a denominarse Apolo Pitio.
Cada cuatro años, entre dos Olimpiadas, los Juegos Pítios, a un tiempo atléticos y musicales, reunían en Delfos a griegos llegados de ciudades próximas y lejanas.
Según cuenta la leyenda, el propio Apolo implantó estos juegos, tras su victoria contra Pitón.
Teatro y estadio de Delfos: lugares de celebración de los Juegos Píticos. Fuente: I.E.S. "Alonso Cano" |
El lugar recibió el sobrenombre de "Pito", debido a que su cadáver se pudrió (pyth-) al Sol, junto a la fuente sagrada Castalia.
Más tarde, se diría que el dios fundó los Juegos Píticos para conmemorar la muerte de la serpiente.
Los Juegos Píticos tomaron su forma definitiva tras la Primera Guerra Sagrada (595-585 a. C.), en la que se enfrentaron anfictiones (un grupo de 12 etnias relacionado con el culto a Démeter en Tesalia) contra los guerreros de Crisa, los cuales pretendían apoderarse del rico santuario de Delfos. Crisa fue vencida y los anfictiones pasaron a administrar el santuario a partir del año 590 a. C.
Los epimeletas se encargaban de la dirección de los juegos, los cuales podían durar de 6 a 8 días. Curiosamente, duraban más tiempo que los Juegos de Olimpia, puesto que estos incluían las competiciones musicales, y las competiciones gimnásticas e hípicas necesitaban al menos dos días cada una.
Los epimeletas se encargaban de la dirección de los juegos, los cuales podían durar de 6 a 8 días. Curiosamente, duraban más tiempo que los Juegos de Olimpia, puesto que estos incluían las competiciones musicales, y las competiciones gimnásticas e hípicas necesitaban al menos dos días cada una.
Como premio, se otorgaba la Laura: la corona de laurel (árbol consagrado a Apolo por la transformación de la ninfa Dafne), la cual simbolizaba el reconocimiento de los dioses.
Gracias a estos juegos y sobre todo al oráculo, el santuario de Delfos es convirtió en uno de los lugares de peregrinación más importantes de la cultura helénica.
Corona de laurel. Fuente: Wikipedia |
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